Es iniciar camino

Es caminar, caminar por la naturaleza, caminar el territorio, observarlo, sentirlo, reflexionarlo, y sobretodo, sentirlo.

Para que haya sido caminado, caminado y sentido, sin ser atacado, sin apenas intervenirlo para no dañarlo. Regalarle la mirada, dignificarlo.

La actitud del ser humano frente a la naturaleza ha sido peor que lo fue durante cualquier conquista o guerra, lleva mucho más sosteniéndose en el tiempo, esa es una guerra que a mí, termina de partirme el corazón. ¿Como quedarse en esa lucha interna? No, no es sano ni apetecible, mejor transformarlo. Esperanza activa se llama, se trata de una acción regenerativa sobre los territorios que han vivido bajo el asedio del paradigma productivista, el éxodo y el abandono.

En nuestro territorio habitan no muchos árboles antiguos, de hecho aún los hay que lloran la muerte de alguno de esos árboles que vieron jugar a los niños y morirse a los abuelos de varias generaciones, como el roble de la Civera.

Reunirse en torno a los árboles es una práctica ancestral y transcultural, compartida por todos los continentes. Recuerdo ir de niña con mis padres a ver árboles y sentir la misma magia que siento hoy al contemplar la naturaleza. ¿Os pasa?

Las “Ofrendas a la Madre Naturaleza”, son una propuesta colectiva y cooperativa para salir del aislamiento, para sentir el territorio, y ser el territorio. Habitarlo sabiendo que es todo un ecosistema complejísimo lleno de vida por todas partes, incluidos nosotros humanos. Y para poner en valor el papel tan esencial que tienen los árboles en nuestras vidas, así como reflexionar sobre el modelo que haría posible la existencia de más árboles, desde la unidad con toda nuestra complejidad y diversidad humanas.

Esta propuesta pretende en esencia, honrar la vida, homenajear a los resilientes seres vivos que aún quedan por aquí pese al maltrato de los tiempos. Se trata de devolverle belleza al lugar y de crear algo bonito entre todas las personas que vayamos.

Dejamos el coche y caminamos por el lugar, vamos a visitar en este caso de la primera convocatoria, un árbol en particular, ubicado en la zona de la Coscoja, un árbol longevo que vive allí, solo. Vamos a darle calor a ese árbol por el que un día corretearon los niños. Allí está batallando contra viento y marea, tiene algún compañero pero no pueden hacer con sus ramas y hojas un abrazo, quién sabe si sus raíces tal vez sí puedan, porque los árboles se comunican entre sí y con nosotros, pero de ésto tal vez otra persona desee contarnos 🙂

Y todo lo que configura el paisaje es digno de observación y reflexión.

Es una propuesta para sentir el sitio y escuchar lo que nos dicen sus campos, sus caminos, sus ruinas, sus árboles, todos ellos traen una historia y nos evocan pensamientos y emociones, que en cada caso, serán las particulares de cada persona. Y es así donde el arte como expresión íntima y simbólica, mediante la ofrenda, facilita la integración y anclaje de la experiencia. La ofrenda sale del corazón. Cada cual, desde su sentir.

Y no se trata solo de venerar un árbol por especial, entonces tendríamos que venerarlos a todos, desde los más viejos a las semillas portadoras, desde los más fuertes a los más débiles aparentemente, desde los árboles a las hormigas, las moscas, las ballenas, todos los seres vivos del planeta llevamos esa vida.

Y la magia es que la vida siempre está en contacto con todo lo que es vida, formando entre sí ecosistemas que son más que la suma de todas sus partes. El agua, el aire…el cuerpo humano con sus órganos, su sangre, su pulso! ¡Ese pulso bendito!

Los bosques forman ecosistemas entre sí, y por favor, ¿no os parecen una auténtica obra maestra? Tenemos muuucho que aprender de los bosques, especialmente sobre la cooperación. De eso hablan todas las místicas: de amor, unidad, integración de opuestos, vida y muerte, ésto lo encuentro en el bosque. Convivencia con la vida, ¿no ?

El pasado domingo, 28 de Enero un conjunto de personas nos convocamos para rendir homenaje a un árbol centenario vecino de nuestro valle, fue un día súper especial, en el que siendo diversos éramos una armonía conmovida por la majestuosidad de la Naturaleza. Conversamos sobre la configuración del paisaje que creamos a nuestro paso los humanos y las circunstancias climáticas que nos acontecen, cantamos, comimos y armonizamos energéticamente el lugar con nuestra presencia y nuestra emoción. Hablamos con el viejo Roble y entre nosotros, encontramos tesoros y nos sostuvimos por aquel abuelo, y así, conmovidos y comprometidos guardamos este bello pasaje en nuestro corazón. Esperamos sea una semilla en el propósito naciente de cuidar más, de cuidarnos más.

Cundo dejas a un lado la parte intelectual a un lado y te pones en “modo sentir”, dentro y fuera, permitiendo a mi cuerpo sentir el efecto del caminar. De respirar aire puro. De contemplar los campos, oler sus plantas, escuchar sus sonidos, notar el camino a tu paso, y notar la luz, sea con nubes, con sol, lluvia, porque la luz siempre está, más que sea de noche y sea muy oscuro, la luz siempre está.

Cuando observo en detalle ToOodo lo que hay… A lo que me doy cuenta, estoy muy a gusto. 🙂 Parece tontería, pero esta cosita sencilla moviliza tu química interna de una manera absolutamente positiva, es resano caminar por la naturaleza, para el cuerpo, la mente y las emociones, y eso por supuesto te lo llevas donde vayas. Por eso es muy recomendable a las personas de la ciudad que vengan a hacerse baños de bosque a la naturaleza. Por eso es sumamente recomendable en procesos de salud o de crecimiento personal (lo cual puede suponer entrar en crisis) realizar una terapia, la que le venga bien, estando cerca de la naturaleza. Vivir más cerca y en par con la naturaleza siempre sienta bien. No me cabe la menor duda.

Quedan todas las personas invitadas a ser uno con el bosque, a conectar con los árboles

Disfruten de la experiencia 🙂

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